«Cuando un político habla mucho de libertad, malo: se dispone a quitárnosla», reflexiona Cayo Damnatus mientras dicta sus memorias.
Cayo Damnatus, descendiente de libertos, es un viejo canalla amigo de Virgilio y de Horacio, compañero de juergas de Ovidio y de Tiberio y viajero infatigable por el orbe romano, desde Herculano a Rodas, desde Alejandría a Babilonia.
Príncipes, cónsules y prefectos se mezclan en estas memorias con taberneros sirios, danzarinas gaditanas y prostitutas de todas las procedencias, en un mundo clásico desmitificado y veraz.
Víctor Botas muestra en Rosa rosae un minucioso conocimiento de la época en que Cayo Damnatus, a partir de un modesto cargo político, llega a convertirse en uno de los más acaudalados comerciantes del Imperio, mientras aparecen en su entorno poetas, generales, sumos sacerdotes y vestales, todos ellos de carne y hueso, vivos ante el lector.
Poeta, funcionario, vividor, ejecutivo sin escrúpulos y político corrupto, Cayo Damnatus es un personaje intemporal que nos envía su cínico mensaje desde convulsiones políticas y sociales curiosamente parecidas a las nuestras.
Víctor Botas ha conseguido eludir la tentación del arcaísmo y emplea toda la frescura y la fuerza del lenguaje contemporáneo en pasajes dignos de Apuleyo o de Petronio.
Rosa rosae es la novela mítica de uno de los grandes poetas de su generación, una obra maestra por primera vez al alcance de los lectores.
Víctor Botas (Oviedo, 1945-1994) se dio a conocer con el libro Las cosas que me acechan (1979), al que siguieron Prosopon (1980), Segunda mano (1982), Historia antigua (1987) y Retórica (1992). Póstumamente aparecieron Las rosas de Babilonia (1994) y Carta a un amigo (2014). Salvo el último libro, que recoge un conjunto de poemas previos, el resto se reúne en el volumen Poesía completa (2012).
Además de poeta de personalísima e inconfundible palabra, Víctor Botas fue un gran recreador de poemas ajenos (Horacio, Pessoa, Marcial, Li Po) y un narrador que sabía unir erudición y autobiografía, recreación arqueológica y perplejidad existencial. Tras Mis turbaciones (1983), su primera incursión narrativa, publicó Rosa rosae (1992), el libro que hoy se reedita, en el que recrea con humor, rigor y desenfadados anacronismos la turbulencia vital del imperio romano en la época de Tiberio. Póstumamente aparecieron la novela corta Yanira (1996) y el libro de relatos El humo del Vesubio (1997).