Néstor Fabris, un exmilitante político, regresa a Buenos Aires tras treinta años de exilio en Italia para asistir a la boda de un ahijado al que ni siquiera conoce. En el transcurso de las primeras horas, su ciudad natal se le aparece como un lugar espectral, fuera del tiempo, que no guarda relación alguna con el que él había conocido y amado, y en el que se irá tropezando con antiguos camaradas ya muertos o desparecidos.
Alberto Manguel crea en El regreso una alegoría sumamente inquietante, al tiempo que lírica, acerca de la inutilidad de intentar recuperar el pasado en la que pone de manifiesto las funestas secuelas de la dictadura.