La vida de Pepa comienza una noche tormentosa. Su madre, de alta cuna, es ayudada a parir por Consuelo, la Balmes. El padre, Salvador Castro, jura que encontrará a esa bastarda y acabará con ella. Consuelo decide salvarla del diablo alejándole de él.
En otro lugar, nace la hermana de esa niña: Soledad Castro. Su madre, Francisca, nada más expulsarla de su vientre, lanza una fría mirada al bebé y musita: «Otra inútil mujer; malditas seamos». En la Casona, un niño espera despierto. Tristán apenas duerme: desde que nació pareciera estar aguardando algo que ha de llegar. Como si no desease que cuando ese algo de enjundia llegara a su vida él anduviera en sueños. Y eso que espera es la niña que acaba de nacer.
Las vidas de Pepa y Tristán se cruzarán una y otra vez, siendo juguetes de la caprichosa fortuna, queriéndose sin siquiera saber sus nombres. Luchando, al fin, contra la maldición que los separa; quizá, otra noche oscura, sus vidas se unirán para siempre.