La autora narra sus experiencias siguiendo el hilo conductor de sus aventuras como esposa del prestigioso antropólogo y etnomusicólogo paquistaní, Adam Nayyar, fallecido en 2008, cuyos viajes por Pakistán fueron una cruzada en defensa de la música y los músicos, tras haber sido estos proscritos por los fundamentalistas. Con ocasión de aquellos viajes, es Nayyar quien da a Lucía Carro las llaves de puertas que él no puede abrir, por ser varón en tierras donde la segregación de los sexos puede alcanzar el paroxismo. Como nuera de dama patana, el mayor fajo de cartas reunidas en este libro incumbe a la indomable tribu patana que, víctima de su draconiano código de la hospitalidad, se ha hecho célebre por hospedar y aposentar a lo más granado del yihadismo islámico.