A Jacki MacNamara, escritora de novelas románticas, le habían prestado una casa para que pudiera acabar de escribir su último libro. Lo que desde luego no esperaba era que su héroe de ficción apareciera allí. Él era en realidad Nathan Powell, el dueño de la casa, e iba buscando paz y tranquilidad. Lo único que Jack tenía que hacer era convencer al obstinado Nathan Powell de que eran capaces de compartir el mismo techo y que los finales felices empezaban en casa. Y entre sus brazos...