La fábula de Amor y Psique es uno de los mitos más bellos y significativos de la Antigüedad clásica, así como uno de los que mayor influencia ha ejercido sobre la literatura y las artes, no sólo durante la época grecolatina sino también a lo largo de la Edad Media y el Renacimiento, e incluso hasta el siglo XVIII. Una buena prueba de que aún no ha decaído es la adaptación que el escritor inglés C. S. Lewis realizó de este mito a mediados del siglo pasado, después de haberla madurado durante toda su vida.
La única versión completa que conservamos de esta historia mitológica se halla inserta en medio de la variada trama de relatos que integran la novela de Apuleyo El asno de oro, escrita en Cartago en el siglo II de nuestra era. Trágica y obscena, mística y burlona, esta obra conserva todas las características de la literatura latina imperial, sin olvidar la esencia espiritual alejandrina de la que también es heredera.
En su largo y erudito epílogo, Antonio Betancor repasa exhaustivamente todas las facetas que ha suscitado este mito: desde las abstrusas pirotecnias de los mitógrafos y gramáticos de la Antigüedad a las vibrantes visiones neoplatónicas que llegan hasta Ficino; desde las distintas interpretaciones psicológicas junguianas a los estudios literarios más recientes sobre el contexto cultural en que surgió. Asimismo analiza la esquiva personalidad de su autor, hombre de letras y showman que, como señala Edgar Wind, aprendió de Platón que las cosas más profundas se expresan mejor en un tono de ironía.
Apuleyo nace en Madauros (Argelia) en torno al año 125 de nuestra era. Su vida coincide con la Segunda Sofística, cuando una serie de autores de origen griego busca restaurar el prestigio de la cultura helénica en las ricas ciudades de la cuenca oriental del Mediterráneo que estaban bajo el dominio romano. Gracias a su holgada posición económica estudiará retórica en Cartago y, más tarde, geometría, poesía y música en Atenas. En Grecia toma contacto con el platonismo y los grandes centros de la sofística griega, como Samos, Pérgamo y Esmirna. En Oea, la moderna Trípoli, se casa con una viuda rica. Posteriormente será acusado de haberla seducido mediante artes mágicas, pero es absuelto del proceso en el año 158 gracias a su brillante oratoria, que se conserva íntegramente en su Apología. Durante la década que siguió a este acontecimiento, Apuleyo logra consagrarse en Cartago por sus dotes como rétor. Muere en torno al año 180. De su obra destacan sus discursos, como la Apología y la Florida, sus tratados filosóficos, como De Deo Socratis, De Platone y De mundo, y esa extraordinaria mezcla indiscriminada de novela picaresca, tratado mistagógico, pornografía y brillante ejercicio estilístico que es su novela Las Metamorfosis, que San Agustín titularía El asno de oro.