José Zorrilla escribió al borde de la pobreza y necesitaba aclarar los motivos que le habían llevado a tales aprietos pecuniarios, al final de su vida. Con su confesión pretendía purgar para siempre sus "viejos pecados" –los enfrentamientos con su padre y el abandono del hogar– causantes de la penuria que le obligaba a volver a la escritura contra su voluntad.
Al igual de lo que sucede en la novela picaresca, Zorrilla describe en sus memorias no tanto lo que ocurrió en un tiempo anterior cuanto las circunstancias que le condujeron al estado actual. La literatura se hace con el material de los sueños, y donde hay sueños hay espejismos y también abismos de desgracia. Es lo que convierte a de los grandes libros de la prosa española del XIX y, para muchos críticos, en las memorias más importantes de una centuria, no demasiado fecundaen este género.
La Fundación Dos de Mayo, Nación y Libertad, comprometida en la recuperación de las creaciones literarias y los escritos testimoniales que acompañan y modulan la historia contemporánea Recuerdos del tiempo viejo a tantos lectores que no sólo desean restituir al pasado su dimensión humana sino que también pretenden resucitar el ayer con el pulso narrativo de una novela.