No hay vencedores en una guerra. Todos los contendientes pierden en mayor o menor medida, aunque la mayor derrotada siempre es la misma: la verdad. Quién se considera ganador se siente con la autoridad de poder escribir los hechos desde su prisma obviando datos y reinterpretando los hechos bajo una pátina de legitimidad y justicia. Los testigos directos son silenciados y su voz se pierde en las sombras.
Por eso Ángeles en el infierno es un libro plenamente necesario.
Su autora, Hildegard Rittler de Pinto-Bazurco, nos traslada a la Alemania de la Segunda Guerra Mundial y a la crudeza de su posguerra y nos ofrece un punto de vista diferente y en primera persona sobre un país devastado por la locura de un megalómano que se enfrenta a un nuevo mundo en el que los vencedores, lejos de ser libertadores, se comportan como un ejército invasor castigando igualmente a la población civil.
Así, su obra se convierte en un testimonio antibélico y un canto a la naturaleza humana y su compromiso con la vida y la supervivencia aún en las peores condiciones.