Un reflejo, en clave de humor, de la educación de varias generaciones de españoles en la posguerra.
En esta novela, que vio la luz en la gran pantalla en 2002, Andrés Sopeña evoca, desde el presente, sus recuerdos de infancia, con especial énfasis en el sistema educativo nacional-católico. La escuela cotidiana, las radionovelas, los tebeos de Roberto Alcázar, el cine de los jueves con Franco inaugurando pantanos y "Yon Güein" persiguiendo y matando indios, eran parte de esa España "de glorias florido pensil", tal y como se cantaba en el himno nacional de aquellos años.