La agente especial Riley Crane está en serios problemas. Una tarde se despierta en la habitación de una bonita casa en la playa, con todo el cuerpo cubierto de sangre y una enorme laguna en su cabeza: no recuerda nada de lo sucedido en las tres últimas semanas de su vida. Pero ahí no acaba todo, también parece haber perdido sus poderes paranormales. Por otro lado, ha aparecido el cuerpo decapitado de un hombre y el sheriff de la localidad propone a Riley que le ayude en la investigación. Todo apunta a que se encuentran frente a un caso de ocultismo y ritos satánicos, ya que el cadáver ha sido la víctima de un sacrificio humano. Y por si fuera poco, Ash, el fiscal del distrito, parece haberse convertido en el hombre de su vida, en su media naranja; alguien que la protege y se vuelca en ella más de lo que Riley hubiera esperado, aunque ella sigue sin recordar cómo apareció en su vida, ni por qué se enamoró de él.