Mater amantissima de José Jara quedó entre las cuatro novelas finalistas del II Premio “La sonrisa vertical” 1979.
¿Qué puede sucederle a un niño que ama a su madre con locura y que, de pronto, presencia su muerte, el ritual del velatorio y la misa de difuntos ? ¿Cómo puede colmar el vacío físico que esta repentina y definitiva ausencia provoca en él ? ¿Cómo reacciona este niño cuyos sentidos ya lo conducen al inquieto despertar del sexo, ante la confusión en que le sumerge esa reciente virilidad, que debe a toda costa expresarse, proyectada en el amor a la madre muerta ? ¿A qué peligros extremos le impulsa su naturaleza curiosa y sensual ?
Este niño es quien relata, a modo de diario, sus propias experiencias, que él vive con toda la inocencia propia de su edad. Y nosotros, los adultos, le acompañamos, algo estremecidos, en el oscuro laberinto de aventuras y descubrimientos a los que este niño nos arrastra y los atendemos con una mezcla de repulsa y fruición, que no ha de extrañarnos, pues nadie mejor que un niño para conducirnos, con ingenua naturalidad, por el mundo de la pura trasgresión.