Durante mucho tiempo, amor libre fue sinónimo de unión libre: una relación no sujeta a leyes civiles ni religiosas. En épocas en las que el matrimonio era indisoluble y el divorcio un horizonte polémico, la libertad de dos personas de unirse prescindiendo de la ley y de separarse «cuando el amor llegue a su fin» era motivo de escándalo pero no contenía necesariamente la posterior idea de liberación sexual. Además, por lo general, era una definición de vínculo entre un hombre y una mujer, no entre dos o más personas del mismo sexo. Una vez desacralizados el matrimonio, la familia y la pareja hombre-mujer unidos «de por vida», la experiencia susurra al oído que la fidelidad es imposible, que la monogamia es una ilusión y que las leyes del deseo triunfan siempre sobre las leyes de la costumbre. La inocencia grita que el amor sólo puede ser libre, que la pluralidad de afectos es un hecho y que el deseo obedece a un orden natural, anterior y superior a todo mandato social establecido. Hemos titulado El amor libre a esta heterogénea ?y mayormente heterosexual? selección de textos como homenaje a un título ya clásico de libros y artículos anarquistas y a un ideal que también pertenece a la tradición romántica y modernista.