A las mujeres les gusta Adam porque él les corta vestidos que las hacen hermosas y deseables. A Adam le gustan las mujeres guapas. Cuando llevan sus creaciones, Adam las desea a todas y, a pesar de ello, ama a Evelyn. Un caluroso día de agosto de 1989, ésta lo pilla con una de sus clientas. En lugar de irse de viaje con Adam, tal como estaba previsto, Evelyn se marcha a Balatón, en Hungría, con una amiga y su primo del Oeste. Pero Adam decide seguirlos. Por Evelyn, Adam sería capaz de ir al fin del mundo; y tal vez tenga que hacerlo, pues Hungría quiere abrir las fronteras al Oeste. La huida prohibida está de pronto al alcance y todos deben tomar una decisión.
En la situación excepcional de aquellos últimos días del verano de 1989, en la indecisión provocada por la súbita libertad de elección, Ingo Schulze indaga en la atracción humana por la prohibición y en la nostalgia del Paraíso. Pero ¿dónde está el Paraíso? ¿En las promesas del Oeste, en la libertad de unas eternas vacaciones de verano en Plattensee, en el olor familiar de una fiambrera recién abierta en una oficina? El mito de Adán y Eva le permite a Ingo Schulze brindarnos una grandiosa tragicomedia; con un ambiguo concepto del pecado original, encuentra la clave para penetrar en nuestro mundo actual.