Una sucesión de viñetas de personajes perdedores, descritas con humor y ternura.
Un espléndido y divertido abanico de personajes prototípicos, entre pintorescos y patéticos de la España de los albores del siglo XX (niños prodigio, emigrantes ilusionados, poetisas desaforadas, músicos aficionados, inventores, oficinistas entregados, policías sin vocación, etc.), abordados en sus peripecias vitales (en las que aspiran a más de lo que pueden abarcar), por el gran humorista de la época.
Santiago Rusiñol fue un pintor y escritor barcelonés (en castellano y en catalán) hijo de industriales acomodados, si bien optó por la vida bohemia en vez de, como le correspondía, dirigir la empresa familiar. Empezó exponiendo su obra en Barcelona y luego permaneció un tiempo en París, en donde conoció a las grandes personalidades del tiempo y generó incontables anécdotas. Su fuerte personalidad y su gran sentido del humor le convirtieron en un personaje legendario de su tiempo. Entre su abundante obra literaria permanecen varias piezas clásicas. Falleció en Aranjuez mientras pintaba los famosos jardines de la localidad, hacia los que experimentaba una singular predilección.