En este libro Jacobs le sigue la pista a los moros de España tras el exilio prolongado desde su mitificado último reino de Granada. Tras una fiesta nocturna en la ciudad de la Alhambra, empieza su rastreo por buena parte del sur de España, Marruecos y la ruta hacia Tombuctú, donde se rumorea que algunas familias guardan las llaves de sus casas y el relato de su exilio desde hace quinientos años. Con una potente ironía, nos sirve una parodia de la tradición romántica mezclando en su viaje la realidad, la ficción y un erudito comentario sobre la discusión en torno a la España Islámica. De fondo, una reflexión crítica sobre la forma en que lo políticamente correcto ha ayudado a perpetuar las actitudes un tanto sentimentaloides de los escritores del siglo XIX, y en la que es fundamental su lúcida, y a veces iconoclasta, aproximación a la Alhambra, a la que dedica parte de su labor investigadora. En su intento de desnudar el monumento de todo un cúmulo de mitos y concepciones erróneas desde siglos atrás, Jacobs realiza una formidable crítica a la cultura del sucedáneo. "Desde un principio, mi interés por los monumentos islámicos había venido emparejado con la fascinación por la manera como España estaba sucumbiendo cada vez más a la manía por lo musulmán, y me absorbí en las paradojas inherentes a una España en la que lo neo-árabe estaba floreciendo en un momento en el que muchísimos aspectos del auténtico pasado musulmán del país estaban en decadencia... Incluso el estilo en que acabé escribiendo el libro pretendía ser un comentario irónico, tanto sobre el mundo del pastiche musulmán, como sobre las fantasías románticas de tantos de mis compañeros viajeros por la España islámica... Es más, debo señalar que mi imagen, aparentemente fantástica, de un mundo del que se está apoderando rápidamente la cultura del sucedáneo, hoy parece ser aún más verdadera que cuando escribía este libro. Ni siquiera en los momentos en que he sido más impresionable podría haber predicho que para finales del milenio un magnate árabe iba a comenzar a trabajar en una réplica exacta de la Alhambra de Granada de tamaño natural, o que iba a inaugurarse en Marbella, entre una mezquita y el palacio del rey de Arabia Saudita, una discoteca inspirada por este famoso monumento."