Cifrados en torno a la idea posmoderna de la muerte como deseo, los relatos de Devoradores tienen en común, según Luis Mateo Díez, ?un estilo literario muy escueto, casi lacónico para narrar escenas de la vida cotidiana que sufren un giro y cambian de forma radical, llegando a ofrecer al lector escenas muy perturbadoras y sugerentes?.
El espejismo de la gran capacidad de elección que el hombre occidental se otorga ha terminado por nombrar como la más grande de las elecciones, precisamente, a la que le despoja de todas ellas. No podemos vivir siempre, pero sí decidir cuándo dejar de estar vivos. Los personajes de este libro están abocados, de unmodomás o menos literal, a habitar la muerte, ese parnaso almargen de la voluntad y la culpa. La pareja que intenta lanzar al océano una bolsa con un cuerpo dentro, los voluntarios de la zona cero de Manhattan rastreándose a sí mismos, o el arquitecto que trata de encontrar cifras en una sierra para entender el amor que siente y el asesinato que planea cometer son ejemplos de hombres y mujeres contemporáneos, cansados y agresivos, en busca de algo imposible de hallar: el sentido del recorrido cotidiano que trazan hacia su desaparición.