La novela finalista del Premio Primavera 2008. El amor y la intriga, el erotismo y la hipocresía de la política internacional desfilan en un relato que suscita el interés desde el primer momento.
Michael, que vive en Matalascañas, fue captado en Estados Unidos como agente de la CIA. Un día acude a su retiro un miembro de la Agencia para una última misión: vigilar a un hombre de negocios de Boston y a su joven esposa, quienes, en compañía de un senador y su mujer, van a hacer un crucero por el Mediterráneo. El espía, tan receloso como escéptico, nunca hubiera aceptado, pero esa joven esposa es para él una vieja conocida