Es la Métrica, aparentemente, una disciplina secundaria, y como tal a menudo arrinconada en planes de estudio, programas y repertorios del conocimiento. Y sin embargo, a través de la Métrica y de sus caleidoscópicas posibilidades logran dejar los poetas su voz cristalizada en versos; y así llegan a los lectores como reflejo sonoro, unas veces estrepitoso, otras apenas perceptible, que soporta su necesidad expresiva. Reflexionar sobre su naturaleza y sobre su historia es ahondar nuevamente en el sentido de la literatura.Hace tiempo que no se traza una Métrica de nueva planta, en la que los viejos conceptos, la disposición del conjunto, los ejemplos, etc. hayan sido redefinidos totalmente para reconstruir el campo a partir de las múltiples disciplinas que han crecido a su alrededor. Ello no quiere decir, en el sentir de los autores, que se haya de encerrar esta humilde y compleja disciplina en un rincón para filólogos extravagantes y otras gentes de curiosidad trasnochada, sino que debería ser capaz, ahora y siempre, de permitirnos enriquecer, una vez que se conoce o se domina, nuestro disfrute y aprovechamiento de las muchas tareas nobles que rodean a la Literatura.