En una ciudad a orillas del mar, en la que puede reconocerse Cagliari, tiene lugar una serie de inexplicables delitos. La gente siente el miedo. ¿Quién –y por qué– ha asesinado y mutilado al abogado Giovanni Làconi? ¿Qué hilo une su dramático final con los homicidios que le siguen? Efisio Marini, el «médico-petrificador» de cadáveres protagonista de El estado de las almas (Siruela, 2004), entra en escena llamado por la familia Làconi, que le pide que embalsame a Giovanni. El inquieto científico, que aquí es un joven de veintiséis años, acepta el encargo, pero no es capaz de contener su irrefrenable afán de comprender las cosas. Los acontecimientos revelarán a Efisio, obsesionado por el proyecto de eternizar la materia, hasta qué punto la carne y la satisfacción de la carne pueden conllevar irreparables consecuencias.