Desde los extrarradios urbanos o desde el subsuelo, la compasión, la sorpresa
y la devastación adquieren un tono de una pureza radiante, contundente,
quizás dañina para las almas sencillas que viven enajenadas y ensimismadas.
El humor negro, la mirada atenta y cínica del narrador-observador
omnisciente, el desencanto y el sarcasmo propio del hombre que desde la edad
descreída examina puntillosamente a los hombres de nuestra época provoca
tanto en el autor como en el lector sentimientos de lástima, compasión y rabia.
Ilusión, sarcasmo y devastación constituye una enorme pieza
de literatura urbana, pesimista aunque albergando resquicios de esperanza en
la redención, en la catarsis del género humano.