No existe profesión más dura, más terrible, más penosa que la del canalla. La primera cualidad del canalla es que nadie puede conocer que lo es. El canalla conocido deja de serlo, porque ya no es peligroso. Habrá quien juzgue que todo en este libro es ironía, espejo de vicios para contrastar mejor las virtudes. Habrá quien lo tome al pie de la letra y procure realizar en su vida el tipo ideal del perfecto canalla. Habrá muchos que en su loca vanidad crean haberlo ya superado. ¡Infelices! Hay quien cree que con ser traidor a la amistad y desagradecido a los favores, ya basta para ser canalla. ¡Funesta equivocación!