La figura de Diego de Torres Villarroel ha quedado hasta cierto punto ensombrecida por otro de los grandes talentos de su tiempo, Quevedo, pero aun teniendo algunos puntos de contacto (la agudeza, la pericia verbal, la dureza en el sarcasmo), Torres Villarroel es un hombre de una mayor amplitud de conocimiento de ambientes y mundos más heterogéneos, lo que le permite centrar su mirada en todos los escalones y aspectos de la sociedad de su tiempo, y, por ende, de la naturaleza humana. Junto a un estilo brillante, imaginativo y conciso, parte del atractivo de este libro es la amplitud de mirada que pone de manifiesto.
Torres Villarroel no sólo es uno de los clásicos indiscutibles, sino que es uno de los forjadores de la prosa literaria en nuestra lengua.
Ramón Andrés, poeta que ha llevado a cabo la selección, pone de relieve el modo en que Torres Villarroel jugaba con la lengua, sin olvidar aquellos pensamientos y agudezas que caracterizan su obra como pensador