Érase una vez un hada llamada Marylina de cabellos dorados, figura esbelta y ligera como la brisa. Olía a tomillo en flor y sus ojos eran de color ámbar. Vivía en un cedro del bosque y se alimentaba de pasas de uva y rayos de sol.
He aquí que un día apareció en el bosque encantado una bruja, Roncadora, que siempre vestía de negro, de manos sudorosas y dientes verdes de tanto que hacía que no los lavaba. La malvada hechicera, carcomida por la envidia, urdió un retorcido plan para deshacerse del hada y apropiarse del bosque. Pero cometió un grave error: no había contado con los amigos de Marylina...