Muchos hombres, al llegar a cierta edad, atraviesan por una época de crisis. Éste parece ser el caso de Paul Wilhelm: su matrimonio con Annette hace tiempo que dejó de funcionar; su trabajo como abogado le recuerda cada día el fracaso de las ilusiones y expectativas juveniles, y ni siquiera su amante consigue proporcionarle una felicidad duradera. En lo más hondo de su ser, además, late una antigua herida: siempre se ha sentido postergado.