El mundo, la carne y el Padre Smith es un fiel reflejo de la vida cotidiana de un sacerdote católico en una parroquia urbana de la Escocia de principios de siglo; una vida que discurre entre la alegría («Dondequiera que alumbra un sol católico / hay siempre alegría y buen vino tinto») y la tragedia, la desazón y la esperanza, el drama y la rutina («El mayor enemigo de la Iglesia de Dios no es el odio, sino la rutina»): las miserias humanas y los milagros de la gracia divina. El relato muestra la preocupación de su autor por la presencia, siempre benéfica y entrañablemente humana, de la figura del sacerdote en las más diversas tramas sociales; la presencia de un hombre que conoce como pocos las profundidades del alma humana, tanto las alturas del bien como los abismos del mal. La fina ironía inglesa, la cruda descripción de la realidad social y la habilidad para conducir el relato sitúan la obra en la línea más valiosa de la novela católica en lengua inglesa (J. H. Newman, R. H. Benson, G. K. Chesterton y G. Greene, entre otros).