«Los nombres del aire es una sorpresa. No invención de un lenguaje sino un lenguaje inventor de atmósferas insólitas.» Octavio Paz Esta novela es una exploración de la sensibilidad deseante de las mujeres. Así como su novela hermana, En los labios del agua, interroga el deseo de los hombres; y una tercera, Los jardines secretos de Mogador, es una búsqueda de sus encuentros en fugaces paraísos. Todas se sitúan en la ciudad imaginaria de Mogador. Donde se tejen los deseos, donde los cuerpos voraces se transforman imaginariamente, donde todo nos recuerda la profunda vena arábigo-andaluza de nuestra cultura, como una cicatriz olvidada detrás de nuestro sexo. La prosa de Los nombres del aire es un espacio envolvente, lleno de placeres minuciosos. Está muy cerca de la poesía y su estructura minuciosa es como un poema extenso: es seductora prosa de intensidades.