Según pasan los años, una coge su rutina se mimetiza con el camino a recorrer. Y, sin quererlo, sin percibirlo, vas perdiendo tu luz. Aquello que te hacía diferente,
que te hacía relucir.
De pronto, una mañana, te miras al espejo y no te reconoces. Atraviesas tus ojos, y así sin más ( o con mucho) recuerdas que estamos hechos de estrellas.
En ese mismo momento, decides VOLVER A BRILLAR.
En este libro, reflejo ese proceso de descubrimiento de aquello en lo que te has convertido, ese resurgir de los pedazos rotos, lo que duele, lo que cuesta, lo que pasa… y lo bien que sienta, al final del trayecto.