Érase una vez un espejo maravilloso. Estaba colgado en la entrada de una casa y, cuando los amos recibían invitados, nadie resistía la tentación de mirarse en aquel precioso espejo. Las personas adoraban verse reflejadas en él y, al hacerlo, se sentían especiales. Pero un día, el espejo empezó a mirar para otro lado, y eso lo cambió todo. Esta mágica metáfora, creada por Adélia Carvalho y Sebastião Peixoto, nos enseñará la importancia de mirar con buenos ojos a los que nos rodean.