Sé que lo que voy a contaros os resultará difícil de creer. Por más imaginación que tengamos, por mucho que soñemos con mundos lejanos e inexplorados en el confín de las galaxias, cuando la realidad es tan diferente y nos desborda, sólo queda lugar para el aso-mbro. Yo mismo, os lo juro, aún me siento abrumado por lo que he vivido. Abrumado e impresionado. Por ello necesito contároslo sin demora, grabarlo en el diario de a bordo de mi nave para que quede registrado en el computador central. Cuando me hiberne para el largo viaje de regreso, no puedo saber a ciencia cierta si volveré a despertar, si un ligero aunque casi imposible error de cálculo me llevará a millones de kilómetros de distancia de la Tierra. O peor aún, si un meteorito me pulveriza, me convertiría en polvo cósmico, un recuerdo que pronto pasaría al olvido. En cualquier caso yo no soy importante; mi relato sí. Y en él diré la verdad, sin añadir ni quitar nada. Lo juro por mi honor de explorador galáctico (…).