Un artista del trapecio como es bien sabido, este arte que se practica en las alturas de los grandes circos es uno de los más difíciles a los que los hombres pueden dedicarse. El protagonista de esta historia había dispuesto su vida de tal modo que, primero por un mero afán profesional de superación, luego por una costumbre que se volvió tiránica, mientras trabajaba en la misma compañía, permanecía en su trapecio noche y día. (de la traducción de Lai Liñán)