En la cueva sagrada Yoa descubre pinturas de animales. Está tan fascinado que no se percata de que un oso se le acerca. ¡Por suerte un pájaro le salva la vida! Agradecido y lleno de admiración, a Yoa le gustaría pintar la imagen del pájaro en la pared de la cueva. «Antes debes convertirte en un pájaro», le explica el curandero del clan. «Pero ¿cómo?», se pregunta Yoa, y empieza a observar el vuelo de los pájaros.
La historia del pequeño Yoa se desarrolla durante la larga y turbulenta época de la Edad de Piedra, que constituye, de lejos, la mayor parte de la historia de la humanidad. Podríamos situarla hace unos 18.000 años, cuando en Europa reinaba un clima glacial y seco. (Extraído de la Introducción de Ruth Hecker, prehistoriadora)