La princesa feliz. «Imaginad, queridos lectores y lectoras, a una joven princesa que no sabe jugar. No tiene un solo amigo, y se pasa las horas peinando su ondulado cabello como el mar. El mar que nunca ha visto, pues no sale de casa, y aunque su casa es grande, muy grande, es un palacio, la princesa está presa. Y el tiempo pasa y pasa, pero no pasa nada. Y pasa tan despacio...».