Los hermanos Garrido, sobrinos del valiente soldado Mariano, prometen a la abuela que encontrarán el cadáver y lo traerán a su pueblo, a la tierra que lo ha visto nacer. A partir de esa promesa adolescente comienza nuestra historia. Miguel Angel y Fernando se enfrentan con los recelos y la incomprensión de los ex-combatientes primero, y con la desinformación más absoluta después (hay numerosos cementerios españoles en el frente ruso, pero también hay muchas fosas comunes). Más tarde, un prosaico cruce de intereses entre varias asociaciones internacionales encargadas de recuperar cadáveres (amparadas por el desinterés y la pasividad de las instituciones españolas) convierten su búsqueda en una dificilísima campaña contral la sinrazón y la apatía.