Este libro plantea la cuestión de si existe una pretendida objetividad en las conclusiones que se van adoptando en el campo de la arqueología. Una serie de investigadoras anglosajonas, entre ellas Joan Gero y Margaret Conkey, demuestran cómo, de forma persistente, las prácticas arqueológicas construyen representaciones del pasado cultural que son en muchos casos nacionalistas, racistas, clasistas, sexistas y androcéntricas, ya desde la fase de la selección de temas a investigar hasta la del análisis y difusión de los resultados. Ello tiene como efecto la proyección ante la sociedad de una visión del pasado en la que que mujer se sitúa en unos roles muy determinados, lo que ayuda a fijar estereotipos en la actualidad y justificar actitudes y valores. La obra ha sido compilada por profesoras de Historia Antigua de la Universidad Pompeu Fabra.