Conocido ya como activista y periodista demócrata, en 1862 Fernando Garrido surgió como historiador con esta obra, escrita en francés y nunca publicada en castellano. Se trata de su primera obra como historiador, género que luego cultivaría profusamente y con éxito. Es una historia militante que tiene el interés de presentar la versión demócrata de la historia de España, una historia "completamente desconocida, y por consecuencia mal apreciada en el extranjero". En ella combinará la crítica a los gobiernos isabelinos con un ciego optimismo en el porvenir de España, cuyas posibilidades intentará probar mediante numerosas tablas y estadísticas que "muestran los progresos morales y materiales" del país.