Más allá de los aspectos estrictamente instrumentales de la comunicación, en todas las épocas el lenguaje ha tenido una función importante en la diferenciación de las clases sociales, en la autoafirmación de elites o de identidades nacionales y en las estrategias de las «buenas formas» con las que se aspira a ser socialmente aceptado.
Desde la temprana Edad Media hasta la Edad Moderna, Peter Burke muestra en ámbitos culturales representativos las distintas funciones sociales y políticas del uso del lenguaje. Entre otros aspectos analiza la popularización del latín o la resistencia contra esta lengua en tanto medio del discurso del poder; la aparición de lenguas derivadas del latín, como el italiano, que sirvió como medio de identificación de los grupos cultos de Florencia.
Las aspiraciones a un uso perfecto del lenguaje en la conversación dieron lugar a incontables manuales de instrucción que llevaron al extremo del intercambio de puras formulas vacías de contenido. Finalmente, el saber callar en ciertos momentos tiene también su valor comunicativo, que cambia según las épocas, la posición social y los intereses que se persiguen.
Con sus ejemplos y su metodología innovadora, Peter Burke ofrece nuevas perspectivas y planteamientos de investigación para la historia social del lenguaje, un campo de estudio nuevo que se ha convertido en centro de debates interdisciplinarios entre la historia social, la lingüística, la etnología y la teoría de la comunicación.