Pedro Arrupe, 28º sucesor de San Ignacio de Loyola, es una de las personalidades más significativas del catolicismo del siglo XX, un protagonista de la renovación de la vida religiosa. Prepósito General de los Jesuitas desde 1965 a 1983, ha sido el artífice de la renovación conciliar de la Compañía de Jesús. Su acción al frente de la Orden ha sido frecuentemente objeto de juicios contradictorios y de opuestas valoraciones. El padre Peter-Hans Kolvenbach, su sucesor, en ocasión de los diez años de su muerte ha escrito:
Las contribuciones e investigaciones publicadas en este libro utilizan nuevas fuentes de archivo en gran parte inéditas. Liberan así el generalato del padre Arrupe de una especie de «marginación» histórica, que lo ha acompañado sobre todo después de su mu