LA BATALLA DEL JARAMA
Fue el mayor episodio bélico por su duración de cuantos se libraron en la defensa de Madrid durante la Guerra Civil entre 1936 y 1939. Desde el 6 al 27 de febrero de 1937, los milicianos, soldados y voluntarios internacionales al mando de los generales Pozas y Miaja, sucesivamente, contuvieron el ataque desencadenado por el ejército de Franco para cortar las comunicaciones terrestres con Levante y obligar a los madrileños a rendirse por hambre y falta de suministros bélicos. En los combates intervinieron 40.000 soldados por cada bando. El saldo de heridos y la pérdida de vidas humanas se estimó entre 15.000 y 18.000 hombres de cada lado. En el valle bajo del río Jarama se luchó en un frente de 18 kilómetros que comprendía desde la Cuesta de la Reina, Titulcia, Ciempozuelos, San Martín de la Vega, Arganda, Morata de Tajuña, Rivas-Vaciamadrid y los cerros de La Marañosa y Coberteras, ya cercanos a Vallecas. En el cielo del Jarama se registró el mayor combate aéreo hasta entonces conocido en España. Los populares "chatos" y "moscas" soviéticos se impusieron a los Heinkel o "Rayos" y a los Junkers de la Legión Cóndor Alemana, que actuaron junto a los Fiat o "chirris" de la Legión Italiana, y su superioridad aérea sólo fue atenuada por la eficacia de las baterías franquistas y por el arrojo de Joaquín García Morato. El duelo de la artillería fue extraordinario. Los franquistas dispusieron de baterías alemanas de 88 milímetros y los republicanos de piezas soviéticas de 76 milímetros y de los carros de combate T-26B, muy superiores a los Panzer alemanes. Del bando insurgente pelearon los marroquíes, los legionarios, los guardias civiles y los falangistas. Con el Ejército Republicano, compuesto por Brigadas Mixtas de milicianos y reclutas, combatieron los voluntarios de las Brigadas Internacionales. Los norteamericanos del Batallón Lincoln tuvieron su bautismo de fuego en la Batalla del Jarama.