¿Son justificables las intervenciones armadas con fines humanitarios? ¿Tiene un valor prioritario la diversidad cultural frente a los derechos universales? ¿Dónde está la frontera entre la vigilancia del orden y el terrorismo de Estado? ¿Cómo se puede refutar el terrorismo político no institucional cuando éste alega luchar por causas no negociables? Y finalmente: ¿Habrá siempre guerras?
Las experiencias de las calamidades más recientes, entendiendo por éstas aquellos desastres provocados por acciones humanas intencionales y no producto del azar o de la mala suerte, nos obligan a formular preguntas controvertidas y candentes como éstas. Los análisis rigurosos que nos ofrece Ernesto Garzón Valdés arrojan luz acerca de la cuestión de la responsabilidad y culpa que contraen todos aquellos, ya sean Estados o grupos terroristas, que violan los derechos universales más fundamentales con pretextos de seguridad o en nombre de principios no negociables.
Los argumentos racionales son, según el autor, los únicos que pueden contribuir a reducir el peligro de la arrogancia insensata y de la ignorancia imprudente. Por eso, más que abundar en los datos históricos Garzón Valdés se centra en establecer precisiones conceptuales.