Frente a la tecnología humana, fruto de sólo diez mil años de avances y errores, la mecánica que encontramos en el mundo natural es el resultado evolutivo de miles de millones de años. Ambas «tecnologías» comparten un mismo entorno físico —los mismos materiales, la misma atmósfera y la misma gama de temperaturas— y están sometidas a la misma fuerza gravitatoria.
Sin embargo, sus «diseños» no pueden ser más diferentes. Si a los ingenieros humanos les gustan los ángulos rectos y las aristas, la naturaleza prefiere, en cambio, las formas curvas y con ángulos más diversificados. Mientras aquéllos trabajan con la rigidez y la resistencia, ésta explota la flexibilidad y la elasticidad de los materiales. Nuestros buques navegan boyantes por la superficie de las aguas, cuando, generalmente, los seres vivos nadan sumergidos. Nuestras bisagras giran gracias al deslizamiento de piezas duras, pero las bisagras naturales (como las orejas del conejo) giran doblando sus elementos flexibles.
¿Por qué han seguido caminos tan diferentes? ¿Quién es mejor diseñador, la naturaleza o el homo sapiens? Steven Vogel examina las innumerables preguntas que suscitan tantas diferencias en esas dos «escuelas de diseño». Ancas y palancas nos enseña aspectos insospechados del funcionamiento de los seres vivos —cómo andan, corren, saltan o vuelan— y de su crecimiento. No sólo se convierte en una excelente introducción a la biomecánica, un tipo de biología que trata, al mismo tiempo, de la tecnología y de la vida, sino que, a partir de una multitud de ejemplos aleccionadores, se erige en un ensayo cuya lectura cambia nuestra percepción del entorno natural y nuestra comprensión de cuanto hace y ha hecho el homo faber.