«Ocho meses de peregrinaciones, llevadas a cabo en condiciones insóltas, a través de regiones en gran parte sin explorar, no pueden contarse en docientas o trescientas páginas. un auténtico diario de viaje exigiría varios volúmenes. No hay aquí, pues, más que un resumen de los episodios que me parecen más significativos para despertar el interés de los lectores y darles una idea de las regiones que recorrí como una vagabunda tibetana y llegué a conocer íntimamente.»
Así comienza Mi viaje a Lhasa, sin dudad alguna el libro más famoso de Alexandra David-Néel. Una auténtica epopeya no exenta de incidentes, descubrimientos inesperados, situaciones divertidas. Tras su largo viaje, Alexandra David-Néel, disfrazada con un traje de peregrino y con aspecto de mendigo, acompañada por su fiel hijo adoptivo, el lama Yongden, fue en 1924 la primera europea que tuvo acceso a la hermética capital del Tibet.
Nacida el 24 de octubre de 1868, vivió hasta los 101 años de edad. Y fue conocida en el mundo entero, especialmente por su célebre visita a Lhasa, en 1924. Por aquel entonces, la capital del Tíbet era una ciudad prohibida para los extranjeros. Más tarde, acompañada por su maestro, Alexandra aprendió tibetano y se sumergió en el tantrismo budista, meditando en una cueva a 4.000 metros de altitud, donde casi encuentra la muerte congelada, puesto que solo iba ataviada con una fina túnica de algodón.