Esta historia real es tan impactante que incluso Paul Auster se prendó de ella vertiendo algunas partes en La trilogía de Nueva York.
Freuchen, sin desmerecer a otros, es el explorador total, explorador del alma inuit, explorador de los límites de la resistencia humana (sin dejar en ello la vida) y explorador de sí mismo. Y, sin embargo, su mente limpia de todo prejuicio crea un relato donde todo es ternura e inocencia, lo que contribuye aún más a la grandeza épica de sus vivencias.
Su matrimonio con Navarana lo sumergió en un lugar privilegiado de una cultura y una época donde muy pocos hombres blancos han podido estar.
No querríamos asustar al lector, pero le advertimos que debe tener un estómago robusto para superar algunos pasajes, tanto culinarios como de tratamientos médicos.
Cualquier biógrafo tendría muchas dificultades en hacer creíbles muchos momentos de la vida de Freuchen.
Verán que tras la lectura de esta narración, la realidad supera la ficción dejará de ser una frase hecha.