En 1962 un joven profesor de ciencias políticas de la London School of Economics redactó un manifiesto en defensa de su disciplina. Poco podía imaginarse que éste, escrito desde el entusiasmo por la política como método de toma de decisiones, se convertiría en una obra clásica, un manual imprescindible y todavía vigente para todo aquel que se acerque con prevención o desconfianza a la complejidad de la política.
Bernard Crick admite que la necesidad del compromiso y la permanente lucha por el poder que caracterizan la política ofrecen argumentos persuasivos a sus críticos, pero ésta es sin embargo la única alternativa al «gobierno por la fuerza» que permite simultáneamente la libertad y el orden, pese a la confusión que a veces produce. Crick defiende la política frente a quienes intentan identificarla con (y reducirla a) ideología, democracia, nacionalismo o tecnología. Porque ninguna de estas claves interpretativas hace justicia a su versatilidad ni a sus verdaderas virtudes y potencialidades.
Escrito con una prosa ágil, un estilo ameno y una ironía muy británica, este libro es un elogio optimista que nos incita a apreciar la política antes de que sea demasiado tarde y debamos echarla de menos.