El teletrabajo constituía algo marginal en España hasta la crisis de la COVID-19. Este hecho podía estar motivado por la tradicional cultura empresarial española "presencialista", aunque también por otros factores como la incertidumbre reguladora que envolvía al teletrabajo. Con la crisis sanitaria el teletrabajo se ha multiplicado exponencialmente y no parece dispuesto a abandonarnos. Al contrario, previsiblemente, la crisis del coronavirus enlazará sin solución de continuidad con el desarrollo imparable de las nuevas tecnologías de la comunicación (entre otras, la irrupción de la robótica, la inteligencia artificial, el "Internet de las cosas", el blockchain, la realidad virtual, las redes de gran velocidad y los sistemas inalámbricos, posibilitando la creación de entornos virtuales que permiten la prestación de gran variedad de servicios en remoto. Todo ello, unido a la reducción del coste económico del acceso a Internet y a las herramientas tecnológicas, al incremento de los costes del transporte (especialmente, el aumento del precio del combustible) y a la voluntad de favorecer la conciliación de la vida laboral, personal y familiar, ha impulsado el uso de las NTIC en todas las esferas, especialmente en la laboral. El último cambio producido en la era digital ha venido propiciado por la aparición de las plataformas digitales, como expresión última de la descentralización productiva. No cabe duda de que la aparición de estas plataformas ha posibilitado aún más el recurso al teletrabajo, no solo dentro de las fronteras nacionales, sino también (y puede que especialmente) fuera de ellas. En definitiva, nos encontramos ante un cambio de gran calado en el modo de prestar los servicios laborales que está llamado a representar un elevado porcentaje de teletrabajadores en el medio plazo. El Gobierno Español ha reaccionado ante este fenómeno falto de regulación mediante la aprobación del Real Decreto-ley 28/2020, de 22 de Septiembre, de trabajo a distancia. No obstante, como se analizará a lo largo de este libro, se plantean algunas dudas acerca de esta nueva regulación que, además, no resuelve todos los problemas.