El ordenamiento laboral se enfrenta a nuevos desafíos. Por un lado, a la generalización de nuevas formas de organización empresarial que han cambiado las formas de acceso de los trabajadores al empleo. Estas modificaciones han generado una dualidad en el mercado de trabajo entre un mercado de trabajo primario -constituido por trabajadores ampliamente protegidos en sus derechos individuales, colectivos y de seguridad social- y un mercado de trabajo secundario, formado por trabajadores precarios, con escasas garantías laborales cuando tienen empleo, nulos derechos colectivos y con grandes dificultades para acceder a un sistema de seguridad social articulado sobre la base de la condición de trabajador y la cotización durante cada vez más largos periodos de tiempo. Por otro lado, a una ampliación del «entorno laboral relevante» que alcanza también a las redes sociales, convertidas ahora en espacio para la localización y difusión de información y la perpetración de actos de acoso y violencia en el trabajo, de efectos aún más dañinos de lo habitual por su amplificación.