Se suponía que la ejecución procesal era lo más sólido que teníamos en nuestro sistema de tutela judicial. Sin embargo, han bastado una marea social de indignados y unas pocas ventadas judiciales en el contexto de crisis económica que padecemos para poner en solfa hasta sus más preciados fundamentos. Los embates en plan kamikaze provocados por algunos casos que tuvieron eco social nos han alarmado. Las reacciones instintivas han sido de puro desbarajuste legislativo. Los resultados, lejos de dar respuesta a las preocupaciones de las bases indignadas, perpetúan los desaguisados.
La situación ha sido objeto de reflexión serena y sosegada en las Jornadas Internacionales de Derecho Procesal, que se celebraron los días 18 y 19 de noviembre de 2013 en el marco de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Esta obra recoge las diversas intervenciones y comunicaciones que se produjeron a lo largo del evento.
El mensaje operativo puede resumirse en que hay que revisar y modernizar a fondo la ejecución procesal, no para desmontarla, sino para que responda a los objetivos para los que está prevista: la realidad efectiva de la tutela.