No se fíen de este libro. Habla de empresas, de cómo se organizan; de la detección del talento; del liderazgo de las personas que las comandan. Nada amenazador a priori. Pero eso es lo inquietante, sólo a priori. Tras la etiqueta, reina el tópico a desenmascarar.
Una obra lúcida y mordaz que desnuda a los arquetipos de los Recursos Humanos, así como las tendencias de moda y los conceptos vacuos que se repiten hasta la sacie-dad. No existe una sola teoría moderna sobre las organi-zaciones y los recursos humanos que salga indemne del impacto de los hechos. Tampoco hay un solo directivo a la altura de los imposibles trajes que trazan para él los sastres del liderazgo, la gestión de las responsabilidades resulta indigesta, hay más bullicio que armonía en las estrategias de comunicación, la dirección por valores son broches de hojalata que te colocan en la solapa y acaban pinchándote la piel, no hay más mérito en el coa-ching que el de facturar a precio de psicoanalista, no hay tentación más peligrosa y habitual para un alto directivo que rodearse, tarde o temprano, de aduladores. Y aquí no acaba la cosa: la gestión del talento es un coladero de ineptos y pusilánimes, la comunicación es un diálogo de boquirrubios, la formación es una maquinaria de adoc-trinamiento infecto, y lo más preocupante es que se trata de algo recurrente y masivo. Este libro es duro con sus protagonistas, pero no ven-gativo. Desmonta la pretenciosidad totalizadora de las grandes teorías, la de los gurús de moda y los libros de aeropuerto. Habla de la necesidad de mirar a lo que escapa a los focos de la propaganda y que explica los desaciertos empresariales.