¿Por qué imponer pena a los delitos imprudentes? El delito imprudente se muestra, en la práctica de los tribunales, como un concepto relativamente estable, asentado sobre la histórica excepcionalidad de su sanción y sobre la idea de la infracción del deber de cuidado. Sin embargo, la irrupción de la teoría de la imputación objetiva, el debate en torno al elemento volitivo del dolo o la discusión reciente sobre error han sido razones suficientes para que la doctrina siga planteando un debate sobre cuestiones no resueltas. Por otra parte, aspectos decisivos en la aplicación de los delitos imprudentes, como la sanción de la imprudencia inconsciente o la delimitación de sus niveles de gravedad, permanecen abiertos. En ese sentido, parece posible un análisis del modelo de imputación que ha sirve de base a la doctrina y a la jurisprudencia: una crisis del modelo de la voluntad y la teoría de los riesgos permitidos pueden dejar sin contenido propio a un tipo del delito imprudente que se base exclusivamente en la infracción del deber de cuidado y en la ausencia de la voluntariedad respecto al resultado.
En La imprudencia en el derecho penal se pretende examinar este proceso de crisis y se intenta desarrollar la idea de que el delito imprudente es, en realidad, una forma de tipo subjetivo alternativo al dolo, en la consideración de que al derecho penal le interesa exclusivamente el comportamiento de sujetos culpables.