A nadie se le ocurre dar por hecho que el hijo de un gran violinista será también un virtuoso de este instrumento. En cambio, sí se da por sentado que los descendientes de un empresario heredarán el gen emprendedor y la capacidad de dirección del padre. Hay que tener claro que la propiedad
puede adquirirse y heredarse, pero que esto no conlleva la adquisición de la capacidad de dirigir y gobernar. El apellido no es ninguna garantía, como tampoco lo son por sí solas las capacidades innatas de la persona si no van acompañadas de una completa experiencia y formación.
Las empresas familiares son organizaciones complejas en las que las emociones irrumpen con más fuerza que en otro tipo de compañías y pueden desembocar en situaciones que pongan en peligro su continuidad. Es por eso que la profesionalización de la gestión, el diseño de los órganos
de gobierno o el trazado de los planes de sucesión son vitales para que se realice un correcto relevo generacional y el negocio perdure.
Este libro, que inaugura la biblioteca Cátedra Empresa IESE, trata de abrir una ventana de conocimiento que invite a la reflexión de los dilemas más comunes que se suelen plantear en las empresas familiares, así como de desmontar las presunciones asimiladas como verdaderas. Entender lo que es y representa la propiedad de una empresa es el primer paso para que el legado esté asegurado.