La delincuencia juvenil ha pasado de ser, no hace tantas décadas, una especie de episodio dentro del acontecer delincuencia, a un problema de no escasa relevancia en el presente. Con entidad propia bastante, dentro del campo de la criminalidad, como para ser objeto ineludible de análisis desde plurales puntos de vista. Sobretodo, desde la dual vertiente, complementaria, de la Criminología y del Derecho.
En efecto, las estadísticas oficiales de los países occidentales más desarrollados atribuyen a los menores de edad (de ente 10 y 18 años) un porcentaje importante de delitos: del 10 al 20%, según los distintos Estados, de la criminalidad total. Habiéndose de constatar que otras fuentes de conocimiento de la delincuencia, como las encuestas de victimización o los informes de delincuencia autorrelevada, tampoco impiden, ante el contrario, subrayar su trascendencia. Tanto cuantitativa como cualitativa.
Partiendo de las precedentes premisas, y estimando que la delincuencia de menores se presenta, respecto de la criminalidad de adultos, con características claramente diferenciadores, el autor de la presente obra se ha esforzado por ofrecer, en ella, una visión amplia e integradora de la misma, conforme a las conclusiones maduras de las ciencias empíricas del comportamiento y de los juicios jurídico-penales mas sólidos.